con vistas a manhattan


El reloj marcaba las doce
pero estaba equivocado,
sólo eran menos diez
y la cama sigue sola
en nuestra habitación de hotel.
No era mucho, sólo tiene
ventana y televisión,
una nevera portátil
y esta cama para dos.
Pero tú no apareciste
y el verano se congela
con doce versos,
una carta de amor
con imán en la nevera
y toda mi ilusión
al fondo en la papelera.

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