sobre moscas y soledad





¿Alguna vez has pensado en las moscas?
Una vez conocí a una.
Era una mosca viajera. Siempre hablaba de lo que había más allá del banco del parque, siempre contaba historias sobre golpes contra ventanas, sobre máquinas ultra sofisticadas para acabar con insectos como ella.
Era una mosca de mundo. Había viajado a todas partes, o eso decía.
Una vez, mi amiga la mosca se perdió por la noche, y acabó encerrada en un sitio que no dejaba de moverse. Hacía mucho ruido, y había demasiadas luces como para poder centrar la mirada.
El terremoto duró mucho tiempo, tanto que mi amiga la mosca pensó que estaba en el mismo infierno de los insectos, o en la tripa de un perro.
Al final todo paró, y cuando recuperó el sentido, huyó de aquel sitio con ruedas que algunos llamaban coche.
Y cuando pudo abrir todos sus ojos sin cegarse por la luz, se dio cuenta de que estaba en un sitio muy lejos de su casa.
La mosca de mundo había viajado.
La mosca viajera había conocido mundo.
Y la mosca, mi amiga la mosca, no sabía volver a casa de nuevo.






y tú fuiste el coche
que me dejó en mitad Alineación a la derechade la nada
sin un mapa con el camino de vuelta
ni una brújula
ni pisadas
Twitter icon

0 estrellas fugaces:

Publicar un comentario