primera



Donde los cielos no sangran
es difícil de creer
que una nube sin rumbo
sobre ti pueda llover,
y más cuando la lluvia
te mojaba desde ayer...
A veces miro sin mirar,
a veces miro sin ver,
pero puede que otras tantas
diga algo sin querer
como besos que se escapan
con las velas de un pastel.
Y sin pensarlo, te toco
y se escapan mariposas
encerradas en cerrojos
en un verso sin rimar,
porque, sin quererlo, quiero,
y sin pensarlo, siento
cada vez que doy la vuelta
y veo que ya no estás...
Te quise como ya no te quiero,
te quiero como no te querré
palomitas sin sus vuelos
en un cine para tres,
que hace mucho que siento
que debería volver,
y sin embargo lo intento,
y sin embargo no sé...
Sólo prometo una cosa,
que el día que volverás
estaré junto a tus manos,
temiendo qué me dirás,
porque aunque no sepa qué siento,
aunque no sepa decir,
sólo creo que te quiero
como te quise en Madrid.
Esta botella de ideas
se ha quedado sin alcohol,
y prometo no olvidar
el latido de un corazón
que te mira sin mirar,
que te quiere sin saber
qué es eso del amar
ni qué ha cambiado esta vez.
Sólo pido una promesa,
que aunque no sepa querer
no te vayas de mi lado
por si consigo aprender.
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2 estrellas fugaces:

Lunhe dijo...

>>sin quererlo, quiero,
y sin pensarlo, siento

Esos versos me encantaron.
Un saludo.

Katya dijo...

Me encantó la cabecera de tu blog, precisamente la frase "confesiones de una almohada enomaroda" Je.
Te sigo..
Besos!

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