Con el rico y el poderoso


Dulce río que agitó la vela, cuando mece luna al viento
que si vienes o quisieras todo sería mejor
cuando quiero que te quedes, vuelas al aire ausente
levitando entre los cielos como agujas de un reloj.
Aire, que escapa entre nubes
alas de ángel, palabra de Dios.
Silencio, que se filtra en paredes
de una torre que se muere
de una muerte sin amor.
¿Quién tuvo la culpa? Ni tú ni yo, ninguno
culpa quizás al reloj
cuando te quise, no estabas
y si me quieres, no estoy.
Frío, como los ojos de Eva,
como el champán congelado
como tu último adiós.
Que si quieres volar, vuela
pero si vuelas, me voy.
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