Gota a gota cae en un verso.
Verso a verso por mi piel.
Piel a piel por mi pasillo,
y en mi pasillo un perro infiel.
♥
Rey Misterio
Llueve en Madriz
Un paraguas a dos manos
donde no cabe el dolor
sólo besos y sonrisas
y el recuerdo de tu voz.
Quizás Londres, hoy, mañana,
cuentos con vistas al sol
una terraza de música mojada
donde tus ojos son mi canción.
La lluvia cae en mi cama
empapando mi balcón
aunque estés en Barcelona
te escucho en mi habitación.
Calándonos de miradas
bajo un cielo sin estrellas
cuatro versos mal rimados
y tu recuerdo, Noelia.
Hazme el amor con palabras
Hazme el amor con palabras
que tu lengua sean versos
recorriendo entre mis dedos
nuestro secreto universo
de palabras que se fueron
desgranando por la arena.
Hazme el amor bien lento
sintiéndo cómo te frena.
Hazme el amor con palabras
que tus manos sean aire
soplando entre mi pelo
recuerdos que no son de nadie,
con tus ojos sintiendo el fuego.
Hazme el amor entre bailes.
Hazme el amor con palabras
que tu piel sea mi condena.
Hazme sentir tus galaxias.
Házmelo por vez primera.
Mí y ti se fueron de paseo
A veces te escribo y te leo, a veces me acuerdo de ti
caminando de la mano
tú en la playa y yo en Madriz.
A veces te escribo y te leo, a veces te saco de mí
y otras veces me reencuentro
acordándome de ti.
A veces te escribo y te leo, a veces consigo vivir
recordando con canciones
todo lo que un día fui.
A veces te escribo y te leo, a veces me saben a ti
a un perfume que recuerda
el primer beso que di.
A veces te escribo y te leo, a veces parece mentir
a veces te lloro en silencio,
a veces escribo de ti.
A veces te escribo y te leo, a veces me voy a dormir
diciéndote que te quiero
cuando me haces sonreír.
Dos
Pareces tan lejana que puedo tocarte con mis dedos,
como el humo que se eleva entre círculos al cielo
Ingrávida, como llamas de una hoguera polar,
constante, como la nieve cuando llega Navidad.
Te necesito tanto que a veces olvido que existo
sueño tu nombre, y eso que nunca te he visto.
Cuando aparezcas, tus ojos serán arte para mí
cuando aparezcas y leas todo lo que sin saberte te escribí.
La niña que soñaba en su ventana del pueblo.
Un vestido de alfileres que se clavan al compás
de su cuerpo no te esperes un te quiero, poco más.
Muchos son los cardenales que su alma lleva guardados
ahora espera, que los llantos siempre le son remendados.
Si no quiere, que no quiera, porque querer por querer
es querer buscar la pena, demasiado que perder.
Y si quiere, porque quiera, que querer es despertar
y darte cuenta del sueño que nunca podrás alcanzar.
Golondrinas que en tejados se pusieron a anidar.
Una treinta y cinco
Cuando Max se fue a la cama todo eran monstruos a su alrededor.
Y uno a uno, todos sus sueños se descolgaron, se desamarraron de sus pestañas para colarse en el eterno vacío de un cajón de calcetines. Max quería llorar, pero ya no sabía hacerlo. Quería olvidar pero no era sencillo.
Una vez fue rey. El rey de las cosas salvajes. Vestía piel de lobo y una sonrisa en los labios.
Ahora Max solo quiere dormir. Dormir y dormir hasta que se muera el sol.
Porque, a veces, no queda sitio en un bolsillo para tantas noches de invierno. Y a veces, solo a veces, piensa en escapar de nuevo.
Pero Max ha crecido, ya no tiene sitio en la isla, ya no cabe su cabeza en una capucha de lobo.
Y cierra los ojos, y sueña.
Entonces, los árboles que una vez rodearon su habitación, susurran a su oído una canción olvidada.
Y Max duerme. Y Max sueña.
Soñando poder soñar un sueño que nunca termine.
Recuerdos que preferiría olvidar si no quiero salir dañado
Cada vez que no estás, te miro,
te busco a tu lado, en mí,
tu olor en vaqueros viejos
antes de irme a dormir.
Hace un tiempo que no estás, te sueño
pero sin ti yo no sé soñar
un monstruo se mete en mi cama
y me dice que no volverás.
Cuatro veces te he olvidado y otras tantas para mí
no fuiste más que paloma al aire, escapando de un mundo gris
sin palabras, sin colores, sin te quieros que decir.
Cuatro veces te olvidé, y ahora
no eres nada para mí.
Entre tejados se escapa el humo
del último cigarro a tu lado
las palabras que se inundan
entre cartas de papel mojado.
Aún espero a volver al día
antes de verte alejarte.
A veces, aún respiro.
A veces, me olvido olvidarte.
Y si te encuentro, creo
que no reconoceré
ese brillo de unos ojos
que una noche tanto amé.
te busco a tu lado, en mí,
tu olor en vaqueros viejos
antes de irme a dormir.
Hace un tiempo que no estás, te sueño
pero sin ti yo no sé soñar
un monstruo se mete en mi cama
y me dice que no volverás.
Cuatro veces te he olvidado y otras tantas para mí
no fuiste más que paloma al aire, escapando de un mundo gris
sin palabras, sin colores, sin te quieros que decir.
Cuatro veces te olvidé, y ahora
no eres nada para mí.
Entre tejados se escapa el humo
del último cigarro a tu lado
las palabras que se inundan
entre cartas de papel mojado.
Aún espero a volver al día
antes de verte alejarte.
A veces, aún respiro.
A veces, me olvido olvidarte.
Y si te encuentro, creo
que no reconoceré
ese brillo de unos ojos
que una noche tanto amé.
El monstruo que duerme en mi almohada
se ha hecho fijo en mi vida
a él le digo que te odio
y te quiero todavía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)