- ¿Aquí es donde vivía la niña?
- Sí, su cuarto era el doce, junto al torreón.
- Es precioso.
- Lo es, a ella le encantaba sentarse aquí y pasarse las horas mirando su cuaderno.
- De eso venía a hablar, de su cuaderno. ¿Qué guardaba ahí?
- Era un tipo de diario. En realidad, sí, lo era, porque escribía cada día un pedazo de su vida. Pero no era el típico diario que todos hemos empezado alguna vez y que tan pocos han acabado.
- Escribía sobre el día siguiente.
- Así es. Cada día se sentaba allí y escribía qué era lo que le iba a pasar a la mañana, cuando despertase. Inventaba cosas que le harían sonreír, y nunca las que le harían llorar. Así siempre se acostaba con una sonrisa, pensando en lo mágico que sería cuando amaneciese, y se acostaba pensando que, quizás no todo lo había vivido como había imaginado aquel día, pero que, tras la noche, le pasarían mil cosas fantásticas.
- Pero no le ocurrió. Y el último día fue horrible, según mis informes...
- Sufría una grave enfermedad, todos sabíamos que, una de esas noches, sería la última. Ella también lo sabía, pero siempre tenía la fe puesta en que mañana sería un gran día. Lamentablemente, ese "mañana" al final no llegó...
- ¿Y qué hay escrito en la última página?
La enfermera abrió el cuaderno en espiral y hojeó hasta encontrar las últimas letras que había escrito Rosalía.
- "Mañana será un gran día. Todo será perfecto. Al fin, podré sonreír sin mirar atrás y sin mirar alante, sino, simplemente siendo yo, en este momento, cuando esté sentada aquí escribiendo con una sonrisa en los labios".
- Qué triste final...
- Dicen que murió con una sonrisa, esperando el amanecer.
- ¿Y tú crees que algún día podrá ser feliz? - suspiró la periodista, melancólica, mirando la ventana.
- No creo en la vida después de la muerte, si esa es la pregunta. Pero Rosalía fue muy feliz, esperando siempre al día siguiente para poder sonreír.
- Pero ese día nunca llegó.
- La esperanza no consiste en esperar a algo que sabes que vendrá. La esperanza es esperar con incertidumbre, pero con la fe de que llegará algo. A veces es y a veces no es. Esta vez no fue, pero Rosalía era feliz en ella.
- Entonces, ¿es mejor vivir en una burbuja imaginada y ser feliz en ella; o abrir los ojos y ver que tu mundo está destruído y no tienes nada que creer?
- Lo mejor es ser feliz. y, a veces, la mentira es el mejor método para serlo. Mejor creer en algo falso, que no creer en nada.
Y, con una sonrisa, la enfermera se fue de la sala, dejando a Joanne en aquella luminosa habitación.
3 estrellas fugaces:
Lo malo de ser feliz gracias a las mentiras, es que con el paso del tiempo todo se sabe.
aaaaaaaaaaaah !
extrañaba comentar tu blog.
1 dia hasta ser libres jojo que gusto me da ver eso *-*
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